QUERIDO TIERNO

Me gustaría saber como era la política cuando el viejo profesor gobernaba con auténtica sintonía ciudadana nuestro querido Madrid.

Muchos jóvenes nacidos ya en democracia, no recordamos aquellos años, apenas podemos tener en nuestra memoria imágenes del día de su despedida, aunque sí en mayor medida, recuerdos de las frases de familia y amigos que durante años se escucharon a nuestro alrededor: “El mejor Alcalde de Madrid”, “el único que se preocupaba por la gente”, “hizo mucho por nuestro barrio”, “le dio la vuelta a esta ciudad”. Ejemplos de gestión que calaron en muchos de nosotros a pesar de no haber podido ser partícipes de aquella época.

Dicen los que le conocieron, que el respeto con el que se trabajaba a su alrededor era impecable, que la seriedad con la que dirigía el Ayuntamiento le daba aún mayor credibilidad para acercarse a jóvenes y mayores con total coherencia. En el 25 Aniversario de su fallecimiento hemos escuchado frases que destacaban su “apuesta clara por lo público”, su “modernidad”. Como dijo directamente Jaime Lissavetzky, fue "profesor, pensador, alcalde y político constituyente", sería capaz actualmente de "implantar un nuevo pensamiento urbano".

Todo ello transmite la enorme responsabilidad que tenemos para saber tomar de aquel ejemplo aunque solo sea una mínima parte. De hecho, no se si debe ser así o no, pero los actos de conmemoración del 25 Aniversario de su fallecimiento coincidieron con la vida normal del Ayuntamiento. En mi caso, con una intervención para preguntar sobre el desmantelamiento del sistema de información juvenil. Y al estar allí y ver que todo pasaba como si nada, empecé recordando su nombre y lo mucho que intuyó las necesidades de los jóvenes, sintiendo que unas sencillas palabras de reconocimiento provocaban en algunos un nerviosismo general.

Al finalizar, me hubiera gustado tener cerca a Tierno Galván. ¿En su época se contestaban las preguntas? ¿Se respetaba al contrario contestando con normalidad? ¿Se podía hacer un trabajo transparente y respetuoso, hablando de la realidad sin provocar iras innecesarias?

Al terminar en la comisión, me levanté de la mesa, sin que me contestaran a las preguntas una vez más. Y sentí el terrible deterioro y la falta de respeto democrático, que quizás en otras épocas no se hubiera permitido jamás.

PUBLICADO EN WWW.madridiario.es

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